SE HACE HERMANDAD AL
ANDAR
POR: JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
Machado estaba en lo cierto. Es de
locos no contemplar el camino que un día hizo realidad aquel anhelado sueño,
aquellos ratos eternos en los que los proyectos volaban sobre la imaginación
aún irreal de una consumación que arrivaría tarde o temprano, aquellas meras
promesas vanas que sin los ingredientes ineludibles del trabajo y la ilusión
nada tienen que decir al mundo. Esa “senda que nunca se ha de volver a pisar”
ha dejado rubricada –mirando al cielo y al suelo- lo que más de trescientas
primaveras de historia “morá” jamás hubieran soñado. Jesús Fernández-Caballero algo
tiene que aducir acerca de su culpabilidad ante tal proyecto…
Sin duda que ser
Hermano Mayor no es sino la más bonita casualidad de una vocación bien
consolidada, ¿cómo afrontaste el reto la primera vez que te viste capitaneando
el barco “morao”?
Todo comenzó por casualidad e inesperadamente. Afronté el
reto muchas dudas, pero al interpretar que era algo de arriba y al verme
arropado por un equipo humano que me lo hizo más fácil, juntos echamos la vista
al frente. Han sido unos años maravillosos.
La Hermandad de Jesús
Nazareno ha experimentado un cambio sustancial a lo largo de los últimos años,
y no hablo tan sólo del cambio físico sino del más importante: del espiritual y
formacional, ¿te imaginabas una evolución así cuando tomaste parte en la Junta
de Gobierno por vez primera?
Por supuesto que no. Desde el primer momento pensaba que el
reto de cambiar el concepto de Hermandad que había entonces iba a ser lo más
difícil del mundo…y de hecho lo es, pues es algo que cuesta sembrar algo que no
se ve fácilmente ni enseguida. Afortunadamente hoy día estamos contentos porque
ya hemos escrito el guión y toda la Hermandad comprende que esto también se
llama Iglesia.
El sustento económico
del que una Hermandad se nutre supone un esfuerzo considerable ya que el
trabajo por parte de los hermanos es la única vía de mantenimiento posible, ¿de
qué forma ves recompensada tan sacrificada actividad?
Sin duda que la mayor aportación que tenemos y de lo que nos
financiamos no tiene otro nombre que trabajo. La aportación humana de todos los
hermanos, que dedican parte de su tiempo a las actividades que la Hermandad
organiza durante todo el curso, es la base de nuestro progreso. Sin duda que la
mejor recompensa a ese sufrimiento es ver salir los pasos de “La Labradora”
cada Semana Santa, cuando ves que todo sale según lo programado, cuando ves que
se hace Hermandad…es lo que te hace no perder la ilusión en este proyecto.
El mayor orgullo del
que “Los Moraos” pueden jactarse se llama solidaridad. Se trata de una de las
Hermandades más volcadas en su Bolsa de Caridad y que más presupuesto y
acciones concretas realizan en pro de conseguir una sociedad más justa, ¿crees
que se ha llegado a la meta propuesta o queda camino por recorrer?
Una Hermandad se debe a la caridad y ahí no hay metas que valgan: “Los Moraos”
estarán eternamente obligados a no ponerle límites nunca, primero por propia
moral y luego por sus Estatutos. Colaborar durante todo el año en acciones que
promuevan la erradicación de las desigualdades sociales debería ser lo primero
en lo que piense un Hermano Mayor. Una Hermandad que no practique la caridad no
es una Hermandad, es una mera asociación. Creo que es este un concepto que
debemos cambiar: que una Hermandad no practique la caridad es un hecho grave.
A lo largo de los
últimos años también hemos podido descubrir que una Hermandad no es sólo una
parte crucial de la vida de la Iglesia: también posee un potencial cultural que
poco se está explotando. La Semana Cofrade de “Los Moraos” es vivo ejemplo de ese
arsenal de cultura cofrade…
Nuestra Corporación la forman un colectivo de personas de
todos los ámbitos que bajo una túnica tienen clara su fe. Pues bien, si además
aprovechamos las inquietudes de esas personas y las exteriorizamos en actos
culturales para aprender y mejorar como cofrades y como cristianos nos
enriquecemos aún más. La Semana Cofrade se acerca a aspectos que durante todo
el Año pasan desapercibidos para nosotros, incluida la formación, y eso es muy
bueno.
¿Crees que las
Hermandades y sobretodo su acción están infravaloradas dentro de la Iglesia?
Las Cofradías son un potencial de fervor popular que
deberíamos reconducir entre todos. Comenzar pensando que una Hermandad sólo se
resume en una Estación de Penitencia no es el camino…
Respecto a la Semana
Santa herenciana hay muchas dudas e inconvenientes estructurales: su orden, la
descomposición de algunas de sus Estaciones de Penitencia, la alteración de los
horarios en algunas de las salidas,… ¿cuáles serían las principales
transformaciones que crees necesita nuestra Semana Santa?
En primer lugar, veo necesaria la formación de las propias
Juntas de Gobierno de las distintas hermandades, teniendo claro que la Semana
Santa no es sino una representación bíblica y cronológica de la vida de Cristo
y, sobre todo, teniendo muy en cuenta nuestra imaginería y costumbres. Desde
este punto de vista, es necesario transformarla. Tengo totalmente claro que la
Semana Santa de Herencia ganaría un montón si fuésemos valientes y afrontáramos
cambios en las Estaciones de Penitencia, cambiando en muchos casos cantidad por
calidad.
El Papa Francisco
pide a los jóvenes de toda la Iglesia que sean auténticos “atletas de Cristo y
jueguen en su equipo”, ¿qué le pide Jesús Fernández a los “Jóvenes Moraos” como
pilar clave para el futuro de la propia Hermandad?
Les pido que sigan siendo “Atletas” de su Hermandad, que
sigan entrenando como hasta ahora y que pronto, cuando asciendan al primer
equipo, sean capaces de asegurar el futuro de su Cofradía en torno a la Fe a
nuestros Titulares. Podrán con ello.
Imagino que algún
momento habrá marcado especialmente tus años de trabajo en “Los Moraos”. Voy a
pedirte dos recuerdos: uno antiguo, que recuerdes con especial anhelo en tu
Hermandad y otro reciente, que haya marcado tu paso dentro de la misma.
El recuerdo antiguo que tengo grabado es cómo se educaba
familiarmente para ser cofrade desde pequeños. Recuerdo especialmente a mi
familia porque ha sido fundamental en la etapa que estoy viviendo. De recuerdos
recientes, ¿qué te voy a contar?, los vividos todos estos años son más que
suficientes, en cada procesión, en cada Besamanos, en cada oración con Ellos
delante…
¿Cabe la posibilidad
de una nueva reelección como Hermano Mayor o es este, simplemente, el fin de una bonita etapa en tu vida?
En principio no cabe, además veo la alternancia como algo
fundamental en este tipo de colectivos cristianos. Pero esto no es ni mucho
menos el fin de una etapa, puesto que estoy obligado por muchas razones a
seguir siendo un activo a disposición de mi Hermandad.
¿Qué nota le pondría
su Hermano Mayor a su Hermandad respecto a los tres pilares básicos de toda
Corporación cofrade: caridad, formación y culto a sus Titulares?
Si tengo que utilizar un término académico, diría que
“Progresa Adecuadamente”. Hemos marcado la calle correcta para el futuro
inminente y lo más bonito es que la gente ha respondido a ese guión.
¿Y si te pregunto por
esa palabra tan mariana y tan romántica en el argot cofrade llamada Esperanza, por ese futuro a medio plazo en la Hermandad?
La Esperanza que tenemos en la Junta de Gobierno que
represento es que sigamos como hasta la fecha, trabajando en pro de una
Hermandad que consigue los proyectos que se marca. Y, sobre todo, pido cada día
porque esos jóvenes se hagan mayores y puedan llevar el timón “morao” con la
responsabilidad que sus Titulares se merecen.
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